Ana María Rodríguez, de 19 años y estudiante de Matemáticas en la Universidad Industrial de Santander, fue seleccionada en el Programa de Talento Digital del Banco de Bogotá. Ahora tendrá apoyo económico en matrícula, manutención y mentorías especializadas hasta el final de la carrera.
Ana María Rodríguez es la única estudiante de Monguí, Boyacá, de la Institución Educativa Técnica José Acevedo, que decidió convertirse en una científica de los números. Le apasiona resolver problemas cuánticos en su cabeza, repasa a diario fórmulas para que no se le olviden, y desea, desde ya, aplicar su conocimiento matemático a la estadística. “Uno con la estadística puede casi predecir el futuro”, dice ella entre risas.
En estas historias de 150 jóvenes beneficiados por el Programa para el Desarrollo del Talento Digital Juan María Robledo, del Banco de Bogotá, siempre aparece un común denominador: la pasión por amar al estudio que, en parte, fue inspirada por algún profesor que encantó a su alumno sobre las complejidades como las matemáticas o la física.
En el caso de Ana María Rodríguez, desde noveno grado y gracias a su profesora de matemáticas de ese entonces, ella se fue enamorando de los números; hasta sus compañeros sacrificaban los recreos con tal de que ella les explicara. “Mi profesora siempre me motivó y además para mí siempre fue muy fácil entenderle por su manera de enseñar; me parecía muy chévere” aseguró la joven.
Ahora la familia Rodríguez se lleva miradas y expresiones de aprecio en Monguí, un pequeño municipio que colinda con Sogamoso, Boyacá, y que es conocido por perfeccionar la elaboración de balones para diferentes deportes como el fútbol. Pero la razón de la admiración a la familia Rodríguez es porque, a pesar de todas las adversidades, los tres hijos serán grandes profesionales. El hermano mayor, Álvaro Andrés, es licenciado en lengua española y ya está trabajando; Cristian Camilo estudia química en la UIS y ha sido apoyo para Ana María en Bucaramanga; y ahora ella, la tercer hermana, está en proceso de convertirse en matemática.
Sus padres siempre los han apoyaron para generar destreza en las disciplinas de difícil aprendizaje. Su abuela paterna también ha sido un gran apoyo en términos económicos, pues se ha encargado de los gastos de alojamiento y alimentación de Ana María y de sus hermanos, durante la época universitaria.
Todo cambió cuando, hace unos meses, Ana María recibió un correo de la Escuela de Matemáticas donde le informaban acerca del Programa para el Desarrollo del Talento Digital Juan María Robledo, el cual es un modelo pionero que busca apoyar económicamente a 150 jóvenes que cursen carreras profesionales y técnicas relacionadas con la cuarta revolución industrial. Estos jóvenes recibirán, por parte del Banco de Bogotá, el pago de su semestre y manutención hasta que finalicen la carrera. Además, el banco les ofrecerá educación financiera y bancarización, mentorías de alto valor estratégico, y entrenamiento especializado para favorecer su empleabilidad y éxito profesional.
El pasado 8 de julio Ana María recibió la noticia de que era una de las estudiantes beneficiadas por el programa Juan María Robledo. “Yo no me lo esperaba, ¿cuántas personas se encuentran en la misma situación, esperando una oportunidad como esta, y que yo saliera beneficiada? Esta es una bendición muy grande, una fortuna” asegura Ana.
Para la joven, la mujer tiene que esforzarse mucho más para que su trabajo brille igual o más que el de un hombre. “Yo creo que los impedimentos empiezan desde uno, no hay cosa que no podamos hacer en esta vida, si uno se lo propone y mentaliza, puede llegar a lograr lo que quiera. El único obstáculo es uno mismo” afirma ella.
El sueño de Ana es terminar su carrera y hacer una especialización en estadística. Le gustaría además trabajar en una multinacional o en un banco donde tenga la oportunidad de crecer y seguir aprendiendo. Sin embargo, desde ya está trabajando en una idea innovadora para tener su propio emprendimiento, su propia empresa en la cual pueda consolidar el orgullo de los Rodríguez de Monguí.